miércoles, 29 de mayo de 2013

REFLEXION "LA SANTISIMA TRINIDAD"





“Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.”
“Todo lo que tiene el Padre también es mío.” (Jn 16, 15)



Estamos celebrando  la fiesta de la Santísima Trinidad. Después de celebrar la ascensión de Jesús, la venida del Espíritu Santo, la Iglesia nos llama a recordar el misterio de la unidad de Dios. Mismo que nuestro Dios sea tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, nosotros profesamos la fe en un único Dios. No tenemos tres dioses. No somos politeístas, como eran por ejemplos los griegos que tenían muchos dioses, y como sabemos, siendo diferentes entre ellos, era muy difícil para Zeus administrar los conflictos y los diversos intereses.
Nosotros los cristianos, nacemos de la fe hebraica, y creemos en un solo Dios, omnipotente y creador de todas las cosas. Pero Jesucristo nos reveló, que este Dios único es también comunidad. Dios no es solitario, en su único ser es Padre e Hijo y Espíritu Santo, y gozan de la misma omnipotencia, de la misma gloria, de la misma voluntad, tienen los mismos intereses, se aman entre si, y rebozan de amor... Aunque sea muy difícil de comprender, o mejor, imposible entender completamente este misterio, nosotros somos invitados a contemplarlo y a encontrar en él, explicaciones y motivaciones para nuestras vidas.
Por ejemplo el hecho de que el ser humano no pueda existir en el aislamiento. Nosotros no fuimos hechos para la soledad. Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, cuando nos hizo a su imagen y semejanza, ya nos hizo abiertos y necesitados de los demás. Es inútil pensar que puedo todo solito, o que puedo encontrar felicidad cerrado en mi egoísmo. No fuimos hechos para ser así. Es el pecado, que trata de descomponer nuestra semejanza con Dios, buscando siempre aislarnos.
Nosotros desde un principio fuimos hechos para la comunidad, para la comunión, para la fraternidad, para el amor. Todas nuestras acciones tienen efecto sea sobre nosotros mismos, sea sobre toda la comunidad humana. Si hago el bien a una persona, lo estoy haciendo a ella, a mi mismo y también a todos. Lo mismo cuando maltrato una persona, estoy hiriéndome a mi mismo y estoy lastimando toda la humanidad. Es inútil pensar que puedo crecer pisando a los demás, que puedo ser mejor por criticar a los otros, que puedo ser mas rico por refutar la caridad, que puedo saber mas si no enseño a nadie, o que puedo ser mas respetado por humillar a quien creo estar mas abajo.
Infelizmente el diablo ha entrado en nuestra historia. La palabra diablo quiere decir “aquel que se atraviesa y separa”. Siempre que somos motivo de división y de contiendas estamos siendo diabólicos, estamos colaborando a descomponer la imagen de Dios. No es posible pensar que yo pueda ser una imagen de Dios, aislado de los demás. Solito nadie es imagen de Dios. Pues nuestro Dios es comunidad, es Trinidad. La imagen de Dios es el matrimonio, es la familia, es la comunidad, es la amistad, es la fraternidad.
Jesucristo vino al mundo para re-unirnos. El quería rehacer la imagen de Dios. Toda su vida, sus palabras y sus acciones querían enseñarnos el camino de la unidad. Hasta mismo la eucaristía, él nos dejó como sacramento de la unidad. Quien comulga, es llamado a buscar la unidad, y no solo una unidad mística con Dios, mas la unidad de todo el genero humano.
Somos llamados a romper muros, abrir puertas, hacer caminos, construir puentes... a abrazar, ayudar, tender la mano, perdonar, elogiar...
¡Que todos sean uno!
Este es el sueño de Dios Trinidad, si tu quieres él te va a ayudar

El Señor te bendiga y te guarde,
El Señor te haga brillar su rostro y tenga misericordia de ti.

El Señor vuelva su mirada cariñosa y te dé la PAZ.

"REFLEXION UN CORAZON VIGILANTE"




UN CORAZON VIGILANTE


Primero que nada, vigila tu corazón, porque en él está la fuente de la vida. (Proverbios 4,23)
En nuestra vida, pasamos tiempo cuidando aspectos externos,  invirtiendo tiempo en cuidar nuestro cuerpo físico,  también nos preocupan los bienes materiales, cuidamos el auto, cuidamos la casa, cuidamos la cuenta en el banco y así pasamos el tiempo cuidando todo lo que está fuera de nosotros,  actuamos de tal manera y creemos que la fuente de la felicidad, la fuente de la vida está en lo externo.  Esto nos hace cometer un gravísimo error, descuidamos nuestro interior, descuidamos nuestro corazón lo cual nos provocan un sinnúmero de enfermedades espirituales.
Ha ce un tiempo  en un programa de televisión entrevistaban a un personaje que había obtenido bastantes reconocimientos y distinciones por su contribución a la medicina,   este  personaje tenia la particularidad de que estaba en silla de ruedas, a raíz de una enfermedad infantil, desde muy joven él había quedado invalido.  El presentador de Tv lo cuestiona diciendo: cómo es posible que una persona con bastantes limitaciones, pueda alcanzar tanto éxito,  nos puede decir ¿Cuál es el secreto de su éxito?
El paralitico con alegría reflejada en su rosto dio una respuesta que me dio una gran enseñanza y estoy seguro se las puede dar a ustedes. El respondió con una sonrisa:
“LA ENFERMEDAD NO AFECTO MI CORAZON”
Se cumple lo que nos dice Proverbios 4,23: “Primero que nada cuida tu corazón, porque en él está la fuente de la vida”. Este es simplemente el secreto para triunfar y ser feliz en la vida, cuidar nuestro corazón, proteger nuestro interior, no dejar que la adversidad y las enfermedades espirituales  afecten nuestro corazón.
Cuantos en estos momentos se encuentran enfermos, cuantos por preocuparse de las cosas exteriores, descuidaron y dejaron de vigilar su corazón, y como consecuencia de este fatal error, hoy están con un corazón que  ya no es fuente de vida.
-Hay corazones que han sido afectados por la ira, el rencor, corazones que están llenos de odio (Efesios 4,31)
-otros han sido afectados por el dolor, el sufrimiento, la enfermedad
-Miles de corazones infectados con el adulterio, dañados por los vicios (Mateo 5,27-28)
-Millones infectados con la enfermedad del materialismo y amor al dinero (1Timoteo 6,9-10)
-Otros tantos están enfermos por el estrés, la depresión, la tristeza inunda sus vidas.
Existen todo tipo de enfermedades que a lo largo de nuestra vida, buscaran como dañar nuestro corazón, afectaran nuestros pensamientos y esto se verá reflejado en nuestra actitud y vida diaria.
A partir de hoy tienes un nuevo reto:  cuidar tu corazón,  vigilar  tu corazón  porque en él está la fuente de vida.
Por último, hermanos, piensen en todo lo verdadero, en todo lo que es digno de respeto, en todo lo recto, en todo lo puro, en todo lo agradable, en todo lo que tiene buena fama. Piensen en toda clase de virtudes, en todo lo que merece alabanza.  Así Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el hombre puede entender y esta paz CUIDARA SUS CORAZONES y sus pensamientos por medio de Cristo Jesús. (Filipenses 4,7-8) Amen

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REFLEXION" EL HIJO DEL HOMBRE"






El hijo del hombre vino para dar su vida
 
El Señor eterno se ha dignado presentarse ante nosotros, primero como un pequeño niño en un establo, después como un simple obrero en un taller, más tarde como un criminal muriendo en la horca, y finalmente como pan en una ofrenda. Aspectos numerosos, aspectos intencionales de Jesús, aspectos que no tienen más que un efecto: el de mostrar el amor que tiene por nosotros.

Oh, Señor, ¿puedes inventar alguna cosa más para que te amemos?“Aquel día diréis: Dad gracias al Señor, invocad su nombre, contad a los pueblos sus hazañas, proclamad que su nombre es excelso” (Isaías 12,4). Almas redimidas, dad a conocer por todas partes las obras de amor de este Dios lleno de amor. Él las concibió y realizó para que todos los hombres se amaran, Él que, tras haberlos colmado de sus favores, se donó a sí mismo, ¡y de tantas maneras!

“Enfermo o herido, ¿deseas curarte? Jesús es la medicina”: Él te sana con su sangre. ¿La fiebre te quema? Él es la fuente refrescante. ¿Te atormentan las pasiones y problemas de este mundo? Él es la fuente de los consuelos espirituales y del verdadero bienestar. “¿Temes a la muerte? Él es la vida. ¿Aspiras a llegar al cielo? Él es el camino (Juan, 14,6)”: palabra de San Ambrosio. Jesucristo no solo se dio a todos los hombres en general; él se da también a cada uno en particular. Por eso San Pablo dijo: “Él me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2,20). Y San Juan Crisóstomo afirma que “Dios nos ama tanto a cada uno de nosotros como a toda la humanidad”. Así, mi querido hermano, si hubieras estado solo en el mundo, el divino Redentor habría venido, habría dado su sangre y su vida SOLO POR TI. 

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