EL PRINCIPIO FUNDAMENTAL DEL
MATRIMONIO
(Publicado
en nuestra revista MISION SIGLO XXI Nº 2)
Todo el mundo busca
fórmulas secretas para ser feliz y alcanzar el éxito en las diversas
esferas de su vida. Respecto de la vida conyugal, ocurre igual.
Las parejas se conocen, se enamoran, se comprometen, muchas veces
adelantan las relaciones sexuales, y finalmente se casan, y en
este punto, donde las telenovelas terminan, es donde empieza el
drama de las crisis conyugales. De cada cinco matrimonios llegan
a disolverse entre odios y peleas. De cada cien matrimonios, ochenta
llevan una vida de insoportable tedio y continuas discusiones.
Raras son las parejas que logran llevarse bien y ser ejemplo de
armonía. ¿Qué pasó con el amor? ¿No se declararon romántica y
emocionadamente el amor mutuo? ¿Dónde fracasaron los bonitos sueños
de un matrimonio feliz?
La respuesta principal
es que no tomaron cuenta cabal del principio fundamental del matrimonio.
¿Cuál es? Está en la Biblia, en Génesis 2,24: «Por eso dejaré
el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y los
dos serán una solo carne». En este pequeño versículo se resume
toda la enseñanza bíblica sobre el matrimonio y es la clave de
la dicha conyugal ¿Cómo así?. Veamos:
LOS TRES ASPECTOS DE GENESIS
2,24
Primero: «Dejará
el hombre a su padre y a su madre...» El matrimonio comienza
ante todo en un DEJAR por ambas partes TODAS LAS OTRAS RELACIONES
ATRAS. Empezando por la casa paterna. Si para casarse hay que
romper el lazo más estrecho del círculo familiar que es padres
- hijos, cuántos más tendrán que dejarse otros vínculos. El matrimonio
es dedicación mutua por completo de los esposos y eso exige salir
de la autoridad de los padres, ya no depender de ellos para asumir
la dirección de la propia familia que se está fundando. Cada cónyuge
seguirá honrando a sus padres y ayudándoles cuando sea necesario
pero desde el momento en que ambos se casaron deben enfocar sus
vidas el uno al otro por sobre toda otra cosa. De igual forma
deben dar importancia subordinada a los negocios, estudios, pasatiempos,
e incluso a los trabajos de la Iglesia. Todo puede tener su importancia
en la vida conyugal pero NADA DEBE SER MAS IMPORTANTE QUE LA RELACION
CONYUGAL MISMA.
¡Cuántas esposas
derraman lágrimas amargas por no tener la debida atención del
esposo. Con gusto cambiarían las cosas o el dinero que reciben
del esposo a cambio de su tiempo y de su amor. Y es que nada que
se compre con dinero puede suplir el cariño y la atención del
esposo. A la inversa ocurre lo mismo: cuántos esposos se sienten
desplazados porque la esposa se enfrasca en sus trabajos, en la
limpieza hogareña, en la dedicación a los hijos.
Los factores que
INTERFIEREN la vida de los esposos y originan crisis conyugales
son muchos.
Por eso ambos deben
cuidar que por sobre todo está primero la relación conyugal que
han formado al casarse. Y ésto al grado que estén dispuestos a
dejar aquello que amenaza la dicha matrimonial.
Segundo: «Y se
unirá a su mujer». El segundo aspecto de Gen.2,24 es la UNION
CONYUGAL PARA TODA LA VIDA. El hombre y la mujer que se unen en
matrimonio deben saber previamente que DICHA UNION ES PERMANENTE.
¡Es un PASO DEFINITIVO del cual ya no se puede regresar!¡Tal es
el sentido de la palabra «Unirse» en la Biblia!!. O sea que NO
HAY MAS MINIMA POSIBILIDAD DE DIVORCIO FUTURO. La unión conyugal
es tan INDISOLUBLE que su ruptura solo puede darse causando grave
daño a ambos esposos como cuando se quiebra en dos pedazos un
objeto de inestimable valor:
De quien se deduce
la importancia crucial del noviazgo como período de preparación
a un buen matrimonio. Ya lo previene un proverbio ruso:»Antes
de salir de viaje, reza una vez; antes de partir a la guerra reza
dos veces; antes de casarte reza tres veces». Los novios que planean
casarse deben de aprender fundamentalmente que el matrimonio es
UNION PARA TODA LA VIDA. Esto es preciso recalcarlo para que cuando
ya estén casados y surjan los problemas (y habrán problemas muy
críticos), ni siquiera consideren la posibilidad de la separación
temporal sino que todos sus facultades y esfuerzos los dediquen
a mantener dicha unión; y unidos aprendan a darse un amor cada
vez más maduro según la doctrina 1Corintios 13,4-7. De este modo,
los problemas lejos de apartarlos los llevarán a una mayor unión
cumpliendo la voluntad de Dios.
De paso hay que
añadir que según Génesis 2,24 el matrimonio tiene que ser MONOGAMO,
es decir, solo para dos cónyuges. Aquellos que tienen más de una
mujer o practican el adulterio están en flagrante pecado contra
Dios.
Otro detalle del
mismo texto bíblico es que el matrimonio debe ser HETEROSEXUAL.
El casamiento «homosexual», que ya se introdujo en países «desarrollados»
es una PERVERSION DEGRADANTE del Santo Sacramento Conyugal.
Tercero: «Y serán
una sola carne». El tercer aspecto de Génesis 2,24 es
que: de la unión se pasa a la UNIDAD. El hombre y la mujer que
se casan dejan de ser dos para ser UNA SOLA CARNE (Mateo 19,6).
Es decir que TODO lo que cada esposo trae al matrimonio se funde
en una unidad en la cual muere el individualismo del «YO» y de
«LO MIO» y empieza a existir el «NOSOTROS» Y «LO NUESTRO». Esta
unificación es carnal, emocional, intelectual y espiritual.
Son dos mundos individuales
que se funden en una nueva identidad: UNA SOLA MENTE Y UN UNICO
CORAZON; COMO SI FUERAN UN SOLO CUERPO Y TUVIERAN UN MISMO ESPÍRITU.
San Pablo señala que tal unidad conyugal debe seguir el modelo
de la unidad de Cristo con su Iglesia (Efesios 5,31-32) ¡Qué ideal
tan alto nos señala el apóstol!. La expresión «ser una sola carne»
tiene una profundidad de significado difícil de expresar y alcanzar.
Los cónyuges desde el día de su boda deben de estar empeñados
en comprenderlo y realizarlo.
Si los dos esposos,
comprendieran y aplicaran este versículo de la Biblia, alcanzarían
niveles muy algos de realización y dicha conyugal. Y a la inversa:
en la medida que la ignoran sobre toda la incumplen, es el grado
de su desgracia matrimonial.
Todos los males del matrimonio
nacen de la falta de uno de los 3 aspectos de Gen. 2,24.
Analice Ud. mismo donde está la causa de sus problemasrespondiendo este cuestionario:
Analice Ud. mismo donde está la causa de sus problemasrespondiendo este cuestionario:
A).- ¿Dejó Ud. en
segundo plano otros vínculos familiares o solo los dejó parcialmente?.
Sus padres, ¿Siguen
interviniendo en sus vidas? Su esposo (a) ¿Es para Ud. lo primero
en su vida? ¿Es Ud. capaz de sacrificar su trabajo, su pasatiempo
favorito, sus reuniones sociales y/o religiosas para atender a
su cónyuge cuando está enfermo o se siente muy solo? ¿Lo ha hecho
últimamente? ¿Le dedica a él (ella) momentos especiales y exclusivos
durante la semana?.
B).- ¿Se siente
unido a su esposo (a) hasta la muerte? cuando surgen problemas
¿Descarta en principio cualquier idea de separación y trata de
encontrar soluciones que satisfagan a ambos?.
Lea 1Cor.13,4-7
y medite: El amor que da a su conyuge ¿Es de esa calidad? ¿O tal
vez mantiene aún su egoísmo vanidoso e invidualista? ¿Ha Ud. esquivado
con éxito la tentación del adulterio o hay cosas que averguenzan
su conciencia ante Dios?
C).- ¿Están desarrollando
como pareja una vida donde brillan los acuerdos y los planes fruto
del diálogo? ¿Han desterrado de su hogar el «cada uno por su lado»
o el «tener compañía y distracción con amistades propias»?
Se pueden hacer
más preguntas basadas en Gen.2,24. Pero lo dicho basta para que
cada esposo y esposa se plantee seriamente su parte de culpa o
dejadez en la situación conyugal que actualmente llevan.
Que el buen Dios
creador del matrimonio les toque el corazón a ambos para que,
dándose cuenta de sus errores, tengan deseos de cambiar y mejorar
sus vidas.
¡Basta ya de hogares
que caminan a la ruptura! ¡Basta ya de cónyuges frustrados y solitarios.
¡Basta ya de hijos infelices viendo a sus padres separados! Con
Dios hay esperanzas! Sigamos su enseñanzas y un nuevo día amanecerá
sobre nuestras vidas.
«Que cada uno de Uds. ame a su esposa
como así mismo, y que la esposa respete al esposo» (Efesios 5,33).
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